El término laboratorio se asocia, generalmente a organizaciones de alto nivel técnico y científico dotadas de medios técnicos avanzados y con personal altamente cualificado, pero lamentablemente la realidad no es necesariamente esa.
La realidad es que entre las empresas que prestan servicios de ensayo o calibración están aquellas que, en efecto, han demostrado que esta idea que generalmente se tiene de un laboratorio es cierta y otras que no lo han hecho.
Las primeras, cuentan con una acreditación de ENAC. Las segundas, no.
Por eso, cuando una empresa se plantea contratar servicios de ensayo o de calibración, si quiere contar con las máximas garantías de competencia técnica sin correr riesgos, debe optar por laboratorios acreditados, porque han demostrado disponer de la necesaria solvencia técnica mientras que en el caso de los laboratorios no acreditados, sólo le queda la confianza personal en las declaraciones del propio laboratorio.